Pese a los nulos apoyos que se brindaron al equipo de peloteritos de la categoría 9 y 10 años demostraron su preparación y lograron obtener un segundo lugar en la contienda estatal celebrada en Cuauhtémoc.

La configuración de la selección se hizo con niños con facultades para jugar al beisbol y que tenían todo el ímpetu para desarrollar el juego en conjunto.

Sin embargo, el haber conformado la selección más que una distinción parecía un viacrucis. El manager Javier “la chilindrina” Amaya tocó puertas en diferentes partes en busca de un respaldo, lo acompañaban los padres de familia.

Las puertas no se abrieron, en el comité regional no hubo respuesta, aun no esta estructurado, es esa instancia donde generalmente se les apoya.

En la alcaldía, la coordinación deportiva también dio una negativa a la propuesta, la falta de presupuesto hizo que se impidiera el apoyo.

Los padres de familia, llegaron al último recurso, sus propios bolsillos, serian ellos quienes tendrían que aportar los cerca de 70 mil pesos que cuesta un viaje deportivo hasta Cuauhtémoc.

Mediante sacrificios lograron reunir la cantidad y el equipo pudo viajar. La competencia fue dura, los menores mostraron que tenían ganas de salir adelante, uno a uno fue venciendo a sus rivales de otras partes del estado.

El ultimo partido que les quedaba por jugar, era la final, enfrentaron el equipo de Chihuahua ante quienes dieron la pelea y quedaron cerca.

Un segundo lugar, suena a campeonato cuando se carece de apoyos y los recursos de la familia se tiene que optimizar.

Los peloteritos regresaron a su tierra sin mas agradecimiento que a sus familias, llegaron triunfantes a una tierra donde el deporte religión es el beisbol, pero las futuras generaciones no tienen cabida en los presupuestos, los problemas políticos y organizacionales también los diezman, pero, al final pudo mas el empuje deportivo y familiar.