Acueducto de Chihuahua, una joya arquitectónica de la capital
El acueducto de Chihuahua es una de las obras hidráulicas levantadas en tiempos de la Colonia cuyo propósito fue dotar de agua corriente a la ciudad de Chihuahua desde uno de los ríos cercanos a ésta.
Esta obra es uno de los principales monumentos históricos y tal vez de los más desconocidos de la ciudad, por ello, Soy Chihuahua te rememora la importancia de lo que fue esta obra para la ciudad de Chihuahua.
La obra fue comenzada hacia el año 1751 por órdenes del entonces virrey, Antonio María de Bucareli y Ursúa, el conde de Revillagigedo, llevando hasta la entonces lejana población las aguas del río Chuvíscar.
La obra consta de aproximadamente 5 km (kilómetros) de extensión, de los cuales se conservan 4 km, preservando parte de la arquería original.
Sus antecedentes se remontan a 1706, año en que se realiza la primera conducción de agua del río hacia la Hacienda de Nuestra Señora de la Regla, a un costado de la actual plaza Merino, propiedad del Sargento Mayor Antonio de Trasviña y Retes, a donde se conducía el agua en canoas de madera preparadas sobre pilares para tal función. Por tratarse de una hacienda de beneficio el agua tenía un uso específico industrial y la estructura de madera era insuficiente para dotar de agua de uso al resto de la población.
Hacia 1829 se tienen registradas obras de ampliación y ramificación aprobadas por Cabildo Municipal, mientras en 1882 durante el gobierno de Luis Terrazas inicia la instalación de tubería metálica que se fue extendiendo paulatina y constantemente hasta conformar las redes actuales. Al mismo tiempo, las acequias de cal y canto, pilas y fuentes fueron desapareciendo, quedando únicamente el acueducto principal que seguía trasportando agua aún en 1969 desde la colecta inicial hasta la planta tratadora de filtros
INAH acueducto
En la actualidad el Acueducto de Chihuahua es una obra considerada de gran calidad estética arquitectónica que se valora inferior a sus cualidades como obra de ingeniería y se pondera su valor utilitario relativo a los usos y costumbres.
Sin duda fue una obra que se hizo con un claro objetivo de funcionalidad y servicio a los pobladores, sus industrias y cultivos, pero fue hecha con tal calidad que llegó para perdurar a través de los tiempos. Habrá que monitorear su comportamiento y deterioro de los últimos años, desde que dejó de correr agua por él para valorar sus condiciones actuales. Pero sobretodo habrá que comenzar por difundir sus valores como bien cultural de todos los chihuahuenses.
Es importante mencionar es que el acueducto es en su totalidad el sistema de conducción de agua, que incluye tramos de acequia, canales cerrados, cañería y por supuesto los arcos, con los que la mayoría de la gente asocia ese nombre.
El primer tramo visual nace en la presa Chuviscar, bordeando el cerro a espaldas de la colonia Martín López como un canal
Reaparece en la actualidad a cielo abierto en su mayor monumentalidad arquitectónica en el actual Parque el Acueducto, mismo que se hizo para el rescate y puesta en valor el citado tramo.
Sus pilares a base de sillares de piedra caliza labrada, asentada con mortero de cal, que sostienen un canal de mampostería de piedra de corte, solamente revestido en la superficie del canal de conducción.
El segundo tramo y mayor conocido por su permanencia en la memoria colectiva es el de la calle Benítez, en el barrio de los cuarteles.
Este se conforma de 52 arcos de medio punto, sobre pilares en la misma técnica de piedra y mortero de cal.
Los arcos por su gran desniel sirve en la actualidad como estructura vehicular, toda vez que lo atraviesan cuatro carriles de tráfico vehicular para pasar entre colonias.
El Acueducto de Chihuahua, es sin lugar a dudas una de las obras arquitectónicas más importantes de la capital del destadpo, es por ello, que hay que cuidarlas para que sigan perdurando por generaciones, pero sobretodo habrá que comenzar por difundir sus valores como bien cultural de todos los chihuahuenses.